¿Qué entendemos por mala praxis médica?
- DML Defensa Médico Legal
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A medida que la población crece, también lo hace la demanda de atención médica. Esto trae consigo no solo un aumento en la complejidad de los casos clínicos, sino también en los desafíos éticos y legales que enfrentamos como profesionales de la salud.
Muchos de estos problemas surgen de la vulnerabilidad del paciente y de la exigencia creciente hacia el actuar médico. Por eso, es fundamental tener claros algunos conceptos clave, como la diferencia entre lo ético, lo legal y la mala praxis.
¿Qué entendemos por mala praxis médica?
Cuando hablamos de mala praxis, nos referimos a situaciones en las que se ha causado un daño al paciente debido a negligencia, imprudencia, falta de conocimientos o incumplimiento de los deberes profesionales. Es decir, no se trata solo de cometer un error, sino de actuar sin el cuidado, la preparación o la atención que nuestra profesión exige.
Por ejemplo, la mala praxis puede ocurrir si no se siguen protocolos, se omite información relevante del paciente o se actúa sin la debida precaución. El resultado puede ser un daño parcial o permanente, con implicaciones tanto clínicas como legales.
Ética y derecho: ¿en qué se diferencian?
La ética médica tiene que ver con nuestros principios, valores y compromiso con el bienestar del paciente. Es una guía interna, un deber moral que asumimos voluntariamente como profesionales responsables. Actuar éticamente implica decidir con conciencia, buscando siempre el bien del otro, aunque no haya una ley que nos lo exija.
El derecho, por otro lado, establece normas externas y obligatorias que regulan nuestro ejercicio profesional. Estas normas están respaldadas por el Estado y su cumplimiento es obligatorio. Si se infringen, hay consecuencias legales.
Ambas —ética y ley— buscan proteger a las personas, garantizar justicia y fomentar la confianza en el sistema de salud. Pero no siempre van de la mano. A veces, una acción puede ser ética, pero no estar contemplada por la ley; o una norma legal puede alejarse de los valores que defendemos como médicos.
¿Qué caracteriza a cada tipo de norma?
Las normas éticas:
Se basan en la intención genuina de hacer el bien.
Dan satisfacción moral a quien las cumple.
Su cumplimiento es voluntario y nace de la conciencia profesional.
Las normas legales:
Se imponen desde fuera (por leyes y reglamentos).
Su incumplimiento puede ser sancionado con medidas legales.
Exigen un cumplimiento obligatorio para asegurar una convivencia social justa.
En otras palabras, mientras que la ética guía nuestras decisiones personales como médicos, el marco legal establece los límites y deberes comunes para todos los que ejercemos la profesión.
Como médicos, actuamos en un terreno en el que la técnica, la ética y la ley se entrelazan constantemente. Nuestro deber es no solo conocer las reglas del ejercicio profesional, sino también cultivar una actitud reflexiva, empática y responsable frente a cada paciente.
Promover una práctica médica ética y legal no solo protege a quienes atendemos, sino también a nosotros mismos como profesionales. Y sobre todo, fortalece la confianza en la medicina, que es, en esencia, una relación humana basada en el respeto, la compasión y el conocimiento.
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