Riesgos comunes al atender a familiares o amigos
- DML Defensa Médico Legal
- 2 jul
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Para muchos médicos, brindar atención médica a familiares o amigos puede parecer un acto de solidaridad o una solución rápida a una necesidad inmediata. Sin embargo, esta práctica, aunque bien intencionada, conlleva riesgos legales, éticos y clínicos que pueden comprometer tu ejercicio profesional si no se maneja adecuadamente.
En este artículo abordamos de forma clara qué debes considerar antes de atender a personas cercanas, cómo protegerte legalmente y cuándo es mejor referir el caso a otro colega.
Atender a personas cercanas: ¿qué dice la ley?
En México, la Ley General de Salud y las normas oficiales (NOM) no hacen excepciones por parentesco o cercanía afectiva: todos los pacientes deben ser atendidos bajo los mismos estándares clínicos, éticos y legales. Esto significa que, aunque se trate de tu hijo, pareja, madre o amigo de confianza, el manejo clínico debe seguir los mismos lineamientos que con cualquier otro paciente.
Si omites estos principios por tratarse de alguien conocido, quedas expuesto a consecuencias legales y profesionales ante cualquier complicación o reclamo.
Historia clínica y exploración física: el primer paso imprescindible
Uno de los errores más comunes al atender a conocidos es no documentar adecuadamente la atención médica. La historia clínica es un requisito legal, no una formalidad.
Siempre debes realizar una valoración completa, incluyendo interrogatorio, antecedentes relevantes y exploración física.
No atender en “modo informal”. Aunque sea un hijo, vecino o pareja, debe abrirse expediente clínico con fecha, motivo de consulta, impresión diagnóstica y plan de manejo.
Este expediente será tu única defensa en caso de que ocurra un evento adverso o se inicie un procedimiento legal.
La confianza personal no exime la responsabilidad profesional.
Consentimiento informado: también obligatorio para personas cercanas
Cuando el tratamiento implica procedimientos invasivos, uso de medicamentos con potencial de efectos adversos o decisiones clínicas relevantes, el consentimiento informado es indispensable. No basta con que la persona confíe en ti: debe quedar constancia de que fue informada de los riesgos, beneficios y alternativas del tratamiento.
El consentimiento informado no es solo un papel firmado: es un proceso de comunicación médica documentado. Su ausencia puede ser interpretada como negligencia en un contexto legal.
Canales formales de atención: no atiendas por WhatsApp o en casa
Atender a un familiar en la sala de tu casa o por mensajes de texto puede parecer práctico, pero carece de respaldo legal y clínico. Esta informalidad puede jugar en tu contra si surge una complicación, sobre todo si no tienes cómo demostrar que se informó adecuadamente o si no se documentó la evolución.
Evita realizar diagnósticos sin valoración física directa, especialmente en casos sensibles como pediatría, psiquiatría o situaciones de urgencia.
Utiliza siempre plataformas médicas seguras o atiende en consultorios con el equipo y el ambiente adecuados para una práctica responsable.
El dilema de la objetividad: ¿puedes separar lo personal de lo clínico?
Otro de los riesgos es la falta de objetividad clínica al tratar a personas emocionalmente cercanas. Las emociones pueden interferir con el juicio médico, lo que puede llevar a:
Diagnósticos equivocados por minimizar síntomas.
Evitar procedimientos necesarios por miedo a incomodar al familiar.
Excesos terapéuticos por ansiedad ante la salud del ser querido.
Si notas que la cercanía interfiere con tu capacidad de tomar decisiones imparciales, lo más ético es referir a otro profesional. Esto protege tanto al paciente como a ti.
Riesgos comunes al atender a familiares o amigos
A continuación, una lista de errores frecuentes que pueden derivar en problemas legales o éticos:
No abrir expediente clínico porque “ya lo conoces”.
No explicar los riesgos del tratamiento o procedimiento.
Realizar prescripciones sin evaluación física.
Tratar fuera del entorno clínico y sin apoyo diagnóstico.
Omitir el seguimiento adecuado, pensando que la confianza suple el control médico.
Todos estos factores son altamente cuestionables desde el punto de vista médico-legal y pueden comprometer seriamente tu cédula profesional.
Consulta formal, expediente completo y límites claros
Atender a familiares o amigos puede hacerse de forma responsable siempre que se sigan los principios básicos de buena práctica médica. Esto incluye historia clínica completa, exploración física, consentimiento informado y documentación rigurosa.
Recuerda que las normas y leyes médicas aplican por igual a todos los pacientes, sin importar el parentesco o nivel de confianza. Si no te sientes capaz de mantener la objetividad o si la situación se sale de tu especialidad o capacidad diagnóstica, lo mejor es referir a otro colega y mantener límites profesionales claros.
Cuidar tu ejercicio profesional también significa saber cuándo no intervenir.
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