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Riesgos comunes al atender a familiares o amigos

  • Foto del escritor: DML Defensa Médico Legal
    DML Defensa Médico Legal
  • 2 jul
  • 3 Min. de lectura
atender a familiares o amigos

Para muchos médicos, brindar atención médica a familiares o amigos puede parecer un acto de solidaridad o una solución rápida a una necesidad inmediata. Sin embargo, esta práctica, aunque bien intencionada, conlleva riesgos legales, éticos y clínicos que pueden comprometer tu ejercicio profesional si no se maneja adecuadamente.


En este artículo abordamos de forma clara qué debes considerar antes de atender a personas cercanas, cómo protegerte legalmente y cuándo es mejor referir el caso a otro colega.


Atender a personas cercanas: ¿qué dice la ley?


En México, la Ley General de Salud y las normas oficiales (NOM) no hacen excepciones por parentesco o cercanía afectiva: todos los pacientes deben ser atendidos bajo los mismos estándares clínicos, éticos y legales. Esto significa que, aunque se trate de tu hijo, pareja, madre o amigo de confianza, el manejo clínico debe seguir los mismos lineamientos que con cualquier otro paciente.


Si omites estos principios por tratarse de alguien conocido, quedas expuesto a consecuencias legales y profesionales ante cualquier complicación o reclamo.


Historia clínica y exploración física: el primer paso imprescindible


Uno de los errores más comunes al atender a conocidos es no documentar adecuadamente la atención médica. La historia clínica es un requisito legal, no una formalidad.


  • Siempre debes realizar una valoración completa, incluyendo interrogatorio, antecedentes relevantes y exploración física.

  • No atender en “modo informal”. Aunque sea un hijo, vecino o pareja, debe abrirse expediente clínico con fecha, motivo de consulta, impresión diagnóstica y plan de manejo.

  • Este expediente será tu única defensa en caso de que ocurra un evento adverso o se inicie un procedimiento legal.


La confianza personal no exime la responsabilidad profesional.


Consentimiento informado: también obligatorio para personas cercanas


Cuando el tratamiento implica procedimientos invasivos, uso de medicamentos con potencial de efectos adversos o decisiones clínicas relevantes, el consentimiento informado es indispensable. No basta con que la persona confíe en ti: debe quedar constancia de que fue informada de los riesgos, beneficios y alternativas del tratamiento.


El consentimiento informado no es solo un papel firmado: es un proceso de comunicación médica documentado. Su ausencia puede ser interpretada como negligencia en un contexto legal.


Canales formales de atención: no atiendas por WhatsApp o en casa


Atender a un familiar en la sala de tu casa o por mensajes de texto puede parecer práctico, pero carece de respaldo legal y clínico. Esta informalidad puede jugar en tu contra si surge una complicación, sobre todo si no tienes cómo demostrar que se informó adecuadamente o si no se documentó la evolución.

  • Evita realizar diagnósticos sin valoración física directa, especialmente en casos sensibles como pediatría, psiquiatría o situaciones de urgencia.

  • Utiliza siempre plataformas médicas seguras o atiende en consultorios con el equipo y el ambiente adecuados para una práctica responsable.


El dilema de la objetividad: ¿puedes separar lo personal de lo clínico?


Otro de los riesgos es la falta de objetividad clínica al tratar a personas emocionalmente cercanas. Las emociones pueden interferir con el juicio médico, lo que puede llevar a:


  • Diagnósticos equivocados por minimizar síntomas.

  • Evitar procedimientos necesarios por miedo a incomodar al familiar.

  • Excesos terapéuticos por ansiedad ante la salud del ser querido.


Si notas que la cercanía interfiere con tu capacidad de tomar decisiones imparciales, lo más ético es referir a otro profesional. Esto protege tanto al paciente como a ti.


Riesgos comunes al atender a familiares o amigos


A continuación, una lista de errores frecuentes que pueden derivar en problemas legales o éticos:


  • No abrir expediente clínico porque “ya lo conoces”.

  • No explicar los riesgos del tratamiento o procedimiento.

  • Realizar prescripciones sin evaluación física.

  • Tratar fuera del entorno clínico y sin apoyo diagnóstico.

  • Omitir el seguimiento adecuado, pensando que la confianza suple el control médico.


Todos estos factores son altamente cuestionables desde el punto de vista médico-legal y pueden comprometer seriamente tu cédula profesional.


Consulta formal, expediente completo y límites claros


Atender a familiares o amigos puede hacerse de forma responsable siempre que se sigan los principios básicos de buena práctica médica. Esto incluye historia clínica completa, exploración física, consentimiento informado y documentación rigurosa.


Recuerda que las normas y leyes médicas aplican por igual a todos los pacientes, sin importar el parentesco o nivel de confianza. Si no te sientes capaz de mantener la objetividad o si la situación se sale de tu especialidad o capacidad diagnóstica, lo mejor es referir a otro colega y mantener límites profesionales claros.


Cuidar tu ejercicio profesional también significa saber cuándo no intervenir.


 
 
 

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